viernes, 28 de enero de 2011

LOS PUEBLOS SE LEVANTAN Y HAN ECHADO A ANDAR..



TUNEZ: VUELVE A SACUDIRSE EL CONTINENTE

Revista Insurrección 252
lunes, 24 de enero de 2011

Túnez es un país situado entre Argelia y Libia, al norte del África, con costas en el mar Mediterráneo, de 163 mil kilómetros cuadrados y con una población aproximada de 11 millones. Nació independiente en 1956, cuando Francia, que aun tutela la vida tunecina, obligada, otorgó ese status, producto de levantamientos populares y de la lucha armada por la liberación nacional en la década del 50.

En su desarrollo político, se construyó prácticamente un régimen de Partido único, que llevó a Túnez a una democracia restringida, donde en su historia republicana solo ha tenido tres presidentes. Con un control férreo de la información, reprimiendo con cárcel cualquier disidencia, el régimen tunecino mantuvo una "paz" de la cual se vanagloriaba en medio de las calamidades que todos conocen del mundo árabe.

Un régimen de carácter autoritario

Su primer presidente Habib Bourguiba, padre de la Patria, tuvo el carácter de Vitalicio. El que acaba de huir, producto de manifestaciones populares continuas y gigantescas, llevaba 23 años en el poder. Los últimos años trajeron , al quebrar el modelo de estado árabe-musulmán, que debe responder por el bienestar de la población, y abrir sus puertas al capital extranjero, la peor crisis económica en su historia y la profundización de las protestas.

La caída del gobierno de Zine el Abidine Ben Alí, denominado por muchos una cleptocracia, policíaca y criminal, tomó por sorpresa a sus aliados occidentales, EEUU y Francia. El País de la Sonrisa, así era conocido entre los turistas europeos, aplicó con verdadero esmero las recetas del Fondo Monetario Internacional. Sabemos los nuestramericanos que solo con control férreo a la oposición, mordaza a la información y un régimen de miedo y terror implementado por la estructura de Terrorismo de Estado, es posible que el pueblo se someta al empobrecimiento y a la desigualdad. Pero todo tiene un límite.

Rebelión popular

No se esperaban la respuesta masiva, callejera y profundamente democratizadora del pueblo tunecino. Era el lugar de África donde menos se vislumbraba la rebelión. Múltiples factores, revelan ahora los analistas, causaron esta sorpresa hermosa que esta en plena efervescencia y solo lleva 10 días de evolución.

El pueblo sigue en las calles, las bandas asesinas paramilitares continúan disparando contra el pueblo y robando sus pertenencias, la policía es controlada por el Ejercito, la recomposición del régimen se manifiesta, los tunecinos y tunecinas exigen una nueva organización social, una reforma profunda a las costumbres políticas, libertades ciudadanas y desmantelamiento de las estructura del Terrorismo de Estado.

El levantamiento ya llamado Intifada Tunecina, tuvo como detonante la inmolación con fuego de un joven profesional que desempleado vendía frutas en las calles de Túnez. La policía reprime al joven y le impide seguir con lo único que podía hacer en una país en recesión, con altas tasas de desempleo, que cuenta con una franja amplia de profesionales jóvenes, pero que no les ofrece futuro, en medio de la crisis regional y global, que les impide movilidad.

Los barrios pobres de Túnez se incendiaron también. Los vendedores ambulantes, los desempleados jóvenes, muchos de ellos profesionales se vieron en la figura de este joven. Empezó en la capital la revuelta pero se extendió rápidamente a todo el país. El sindicato más grande y de corte oficial, fue obligado a citar a huelga general para el pasado 14 de enero y el régimen autocrático no resistió horas, huyendo toda la familia presidencial y algunos de los más odiados ministros al exterior. Cientos de muertos, previos al llamado de huelga general, y quince días de combate en las calles contra las bandas paramilitares del régimen y su policía..

Por ahora han salido casi 2.000 presos políticos de las cárceles del régimen. Se cuentan por miles los muertos productos de decenas de años de represión y terror.

Poder constituyente

El pueblo tunecino esta componiendo su programa mínimo: Justicia para las victimas, cárcel para los torturadores; que se vayan todos los que participaron en el gobierno de Ben Ali; que el producto del robo continuado por la familia de Ben Ali se restituya al pueblo; que los acuerdos económicos con el FMI y con Francia y la Unión Europea se recindan y como salida el poder constituyente del pueblo: una nueva Constitución producto de una Asamblea que reescriba el acuerdo social, para una nueva época que se abre.

Los tunecinos y tunecinas están escribiendo sin guión una nueva historia. El Continente africano, su mundo árabe ve con sorpresa y alegría este estallido de vida y libertad. Ningún régimen por más terror y muerte que infrinja, está blindado ante la fuerza descomunal de su pueblo decidido a transformar las estructuras de opresión y miseria. Ninguna máscara puede ocultar la verdad, ni la mentirosa libertad de prensa de Occidente, ni la mordaza criminal que tenia el régimen de Ben Ali.

En Túnez vuelve a sacudirse el continente, dormía, ya despertó, camina.


RUMBO AL ESTADO COMUNAL

lunes, 24 de enero de 2011

Libertadoras de este Siglo

A MIS HERMANAS MUJERES DE LA LUCHA, LAS LIBERTADORAS DE ESTE SIGLO


“Te juro que lucharé por ti.
Que te haré un mundo mejor.
Tu no serán ni esclava ni paria”
Flora Tristán

Esta no es una respuesta a virilidades frustradas en su afán de tener el honor de ser mujer, mucho menos una respuesta compungida a un intento de laceración burda a las mujeres todas, tampoco es un grito de guerra para intelectuales misóginos que usan a las mujeres como excusa para ataques desazonados y absurdos, es más bien una oportunidad para evidenciar una verdad intachable que es incomprensible para el pensamiento pequeño burgués de la derecha de hoy en día.
No es casual que es estos días quieran arremeter contra nosotras, mujeres revolucionarias, precisamente ahora que la derecha venezolana intenta remozarse tras los rostros angelicales de mujeres como María Corina Machado, que en claro indicador del carácter democrático de este proceso bolivariano, ocupan hoy una curul en la Asamblea Nacional. Justo ahora que el pueblo venezolano tendrá la oportunidad de develar las verdaderas contradicciones que se dirimen y la derecha quedará al descubierto en los intereses que defiende, cualquier argumento querrá ser utilizado para distraer nuestra atención y confundir a nuestro pueblo.
Y es que la lucha de clases no es un problema de género, aunque la igualdad de género sea un tema en disputa en la lucha de clases. Las contradicciones entre la clase opresora y nosotros, los históricamente oprimidos y oprimidas abarca muchas otras profundidades. Este sistema capitalista que combatimos hoy nos insta a tomar posiciones, como clase, no simplemente como género, sin embargo, las mujeres conscientes comprendemos que entre las innumerables desdichas que trae ese sistema depredador está la doble explotación de las mujeres como género y sobre las cuales recae el mayor peso de esa desdicha.
Por eso, es cierto que en cada momento histórico las mujeres hemos jugado roles estelares, cada cual desde su posición, desde la opresión y desde la resistencia. Muchas fueron las mujeres que se visibilizaron políticamente durante la cuarta república en su militante defensa de los intereses de los poderíos económicos, que eran los suyos propios, y muchas fueron las que bajo el anonimato, la clandestinidad y el silencio cauteloso resistieron y batallaron para lograr que este proceso bolivariano se hiciera realidad en defensa de los intereses de todos las oprimidas y oprimidos, especialmente a las mujeres, incluso las de la burguesía que son también víctimas de la opresión que este sistema capitalista les impone y que en un ejercicio de disociación defienden a ultranza.
Pero, cuáles eran y son los intereses que defienden estas mujeres alienadas y puestas al servicio de la opresión, cuáles son los privilegios que ostentan ellas, sus familias y sus hijos, cuál es el sistema que desean conservar. Son estas mujeres las que durante la deformada democracia representativa sirvieron para oprimir, acallar y condenar a nuestro pueblo a llevar sobre sus hombros las peores injusticias, no eran las hijos e hijos de la burguesía los que sufrían los embates del capitalismo y el libre mercado, ni sus abuelas y abuelos. Fueron precisamente esas mujeres, no por ser mujeres, sino por su pertenencia a la clase opresora, las que acompañaron, asintieron, diseñaron y ejecutaron toda la política pública que conservaba sus privilegios y los de sus familias y perpetuaban las paupérrimas condiciones de vida de nuestro pueblo, dejándonos simplemente las famosas medidas compensatorias que nos hundían más en la miseria, bajo el incongruente “capitalismo con rostro humano” que el imperio nos vendía como reformismo barato. Y cuando no tuvieron tal “protagonismo” fueron esas mismas mujeres las que primorosamente y desde su confortable hogar acompañaron de manera silente y cómplice a sus hombres opresores, torturadores, corruptos, castradores y violadores de todos los derechos de nuestro pueblo humilde pero valeroso.
Es muy cómodo defender a las mujeres realmente serviles que auparon los intereses desde la clase que se apoderó de todos los beneficios de la Venezuela rentista y grande ha de ser la lista de las mujeres que se prestaron para ello. Han de ser vanagloriadas y lisonjeadas, pero por ellos, por la intelectualidad mediocre que se pone a sus pies como clase social, han de ser de ellas todos esos halagos, se los merecen, los ganaron a pulso y seguramente serán bien recibidos. Lo triste es que estas mujeres se autocastiguen y no puedan comprender que la liberación de nuestro pueblo y su soberanía es la condición idónea para que la emancipación de la mujer se produzca de manera plena y se rompa con el sistema patriarcal que el capitalismo asigna, es en el socialismo que construimos hoy que la mujer realmente se libera y protagoniza la historia, es con el socialismo que se acaban las maquilas, la mano de obra femenina barata, los patrones de belleza impuestos que nos degradan como mujeres, es ahora que nos enrumbamos a dejar de ser las “proletarias de los proletarios” y que somos visibilizadas en nuestro hacer y construir. Nosotras creemos en un mundo en el cual hombres y mujeres, todos, se dignifiquen y la opresión desaparezca definitivamente, lejos del racismo, el sexismo, la explotación y la depredación ecológica.
Para nosotras, mujeres que defendemos la Patria Grande liberada y buena para todos y todas, es el apoyo y el reconocimiento de nuestro mismo pueblo, del que venimos y formamos parte, el que nos engrandece y estimula a seguir en pie de lucha, cada día. Es el ejemplo de nuestras libertadoras de todos los tiempos, nuestra historia viva y militante la que nos insta a seguir los pasos de Manuela, de Alexandra Kollontai, de Louise Michel, Clara Zetkin, Natalia Sedova, Pen Pi Lan, las Madres de la Plaza de Mayo, Livia Gouverner, Argelia Laya, María León, Tania, Celia, Flora Tristan, Hipatya, Rosa Luxemburgo, Simone de Bouvier, Olympe de Gougues, Luisa Cáseres de Arismendi, Ana Soto, Ana María Campos, Hipólita, Josefa Camejo, Nora Castañeda y de todas las anónimas de la historia ocultada por los intelectuales e historiadores de derecha.
Bien lo explicaba nuestra digna directiva en la Asamblea Nacional, aquí está en disputa dos formas de ver el mundo, la democracia y el ejercicio del poder en todas sus dimensiones y las mujeres de nuestro pueblo fijamos posición, estamos al frente de esta disputa y asumimos responsabilidades en la defensa de nuestro proceso de liberación. Por eso cualquier ataque es impropio cuando se vela sobre la base instrumentalizada del género. Hombre y mujeres revolucionarios llevamos la riendas de este proceso que ha tomado las medidas correctas para devolver la dignidad a nuestro pueblo, es con este proceso que las mujeres hemos alcanzado importantes reivindicaciones en lo social, lo cultural, lo económico y lo político. Sobran las pruebas de este hecho, desde la Constitución Bolivariana, el Proyecto Nacional Simon Bolívar, la Portuguesa Socialista, las misiones sociales, especialmente las educativas, la seguridad social, el acceso a un sistema de salud primario, una institucionalidad puesta al servicio nuestro, un marco jurídico que nos defiende y protege, una organización del poder popular que hemos construido de forma protagónica y también, una política cultural que nos devuelve la condición de ser humano y no nos cosifica bajo la idea principalísima de no ser una mercancía.
De modo que las acciones que han emprendido las mujeres revolucionarias son acciones que tomamos como mujeres de una clase oprimida que ha decidido liberarse, y así las respaldamos y defendemos todos, hombres y mujeres de este pueblo libertario. Así que la angustia y el desespero es válido para la canalla que arremetió ayer y hoy contra este pueblo y sus mujeres dignas y valientes, angústiense, desespérense, que les es propio, en esta hora y en esta tierra.
Hoy combatimos como nuestra Manuela, mil veces vilipendiada por los opresores y reaccionarios de todos los tiempos:
“Yo le di a este ejército lo que necesitó: !valor a toda prueba¡ y Simón igual. Él hacía más por superarme. Yo no parecía una mujer. Era una loca por la libertad, que era su doctrina. Iba armada hasta los dientes, entre choques de bayonetas, salpicaduras de sangre, gritos feroces de arremetidos, gritos con denuestos de los heridos y moribundos; silbidos de balas. Estruendo de cañones. Me maldecían pero me cuidaban, solo el verme entre el fragor de una batalla les enervaba la sangre. Y triunfábamos. «Mi Capitana –me dijo un indio-, por usted se salvó la Patria». Lo miré y vi un hombre con la camisa desecha, ensangrentada. Lo que debieron ser sus pantalones le llegaban hasta las rodillas sucias. Sus pies tenían el grueso callo de esos hombres que ni siquiera pudieron usar alpargatas. Pero era un hombre feliz, porque era libre. Ya no sería un esclavo” Manuela. Diario de Paita

Escrito por:
María Teresa Espinoza O.
C.I. V-13.990.614
Mujer, madre, compañera, trabajadora. politóloga y militante del PSUV
Acarigua. Estado Portuguesa. 9/1/11

martes, 18 de enero de 2011

LAS VOCES DE LA RESISTENCIA EN EL CENTRO DEL IMPERIO



Un sermón de 1967 contra la guerra de Vietnam
El otro sueño de Martin Luther King


informationclearinghouse.info

Ayer se celebró en Estados Unidos el día de Martin Luther King. Como todos los años la mayoría de las escuelas cerraron y en muchos centros institucionales se dibujó la biografía del Martin Luther King del discurso "I have a dream". El doctor King apareció una vez más como el padre del multiculturalismo tolerante y liberal de los Estados Unidos. Sin embargo, la mayoría de la comunidad negra en Estados Unidos y muchisimos militantes de izquierdas no aceptan esta versión, porque saben que hay otro King menos aceptable para el gobierno del país: el que se alio con el movimiento sindical, el que situó el problema racial en sus raices economicas y capitalistas, el que denunció el imperialismo en Vietnam, el que conecto el racismo dentro con los movimientos anti-coloniales del tercer mundo, el militante. A continuación ofrecemos uno de sus discursos de mayor actualidad con traducción e introducción para Rebelión de Sebastian Risau.


Martin Luther King, Jr.[1] nació en Atlanta, Estados Unidos, el 15 de enero de 1929. En conmemoración de esta fecha, desde hace ya algunos años, en Estados Unidos se declara feriado el tercer lunes de enero.

Su lucha contra las políticas segregacionistas de los estados del Sur, y por los derechos civiles de la población negra en general, llevada a cabo en la década del 50 y a principios de los años 60, es ampliamente conocida. Sus discursos se hicieron famosos, en particular "Yo tengo un sueño", que pasó a ser considerado una obra maestra de la retórica y que ha sido difundido hasta el agotamiento. Su llamado a la resistencia no violenta le valió el Premio Nobel de la Paz en 1964, así como la aprobación e incluso el elogio de la sociedad estadounidense y su prensa, que en general consideraban que los estados del Sur eran demasiado retrógrados.

Las cosas cambiarían a partir de 1967, cuando Martin Luther King comenzó a ocuparse de la guerra de Vietnam. El sermón que se transcribe mas abajo, "Por qué me opongo a la guerra en Vietnam" (Iglesia de Ebenezer, 30 de abril de 1967), fue denostado por la prensa estadounidense. El New York Times lo atacó en un editorial titulado "El error del Dr. King": "Los hechos pueden ser duros, pero no justifican semejantes calumnias...No hay respuestas simples ni fáciles para la guerra de Vietnam ni para la injusticia racial en este país" El ChicagoTribune publicó un editorial titulado "Martin Luther King se pasa de la raya": "El empalagoso Reverendo Martin Luther King ha pasado a ser una molestia para el movimiento por los derechos civiles desde que le fuera otorgado el Premio Nobel de la Paz. Desde ese momento se ha especializado en hablar en un tono olímpico, en vez de ocuparse de los aspectos prácticos del movimiento por los derechos civiles." La revista Life llego a calificar su sermón de "calumnia demagógica que suena como un guión para Radio Hanoi."

Este sermón volvió a ser de actualidad, aunque poco difundido, durante las guerras de Iraq. Hoy lo es aún más, ya que Estados Unidos no sólo continua con esa y otras aventuras, sino que ahora está gobernado por un presidente negro que dice honrar el legado de Martin Luther King, y que también ha ganado el Premio Nobel de la Paz. Luther King repitió este sermón en varias ocasiones durante 1967, a veces en forma de discurso, en diversos lugares del país. Fue asesinado el 4 de abril de 1968.

Por qué me opongo a la guerra en Vietnam

En cierto sentido, mi sermón de esta mañana no es un sermón típico, pero sigue siendo un sermón, sobre un asunto importante, porque el asunto que discutiré hoy es uno de los mas controvertidos que debe enfrentar nuestra nación. El tema sobre el que predicaré hoy es "Por qué me opongo a la guerra en Vietnam".

Déjenme aclarar desde el principio que yo considero esta guerra una guerra injusta, malvada y fútil. Mi sermón de hoy es sobre la guerra de Vietnam porque mi conciencia no me deja otra opción. Ha llegado el momento de que América escuche la verdad sobre esta trágica guerra. En los conflictos internacionales es difícil llegar a la verdad, porque la mayor parte de las naciones se engañan a sí mismas. Las racionalizaciones, así como la búsqueda incesante de chivos expiatorios son las cataratas sicológicas que nos impiden ver nuestros pecados. Pero ya han pasado los días del patriotismo superficial. Quienes conviven con la falsedad viven una esclavitud espiritual. La libertad sigue siendo el premio que recibimos por conocer la verdad. Jesús dijo: "Conocerán la verdad, y la verdad os hará libres" Yo he elegido predicar hoy sobre la guerra en Vietnam, porque estoy de acuerdo con Dante en que los lugares mas calientes del infierno están reservados para aquellos que en una época de crisis moral mantienen su neutralidad. Llega un momento en el que el silencio se convierte en traición

La verdad de estas palabras está más allá de toda duda, pero la misión que nos impone es de las más difíciles. Incluso cuando las exigencias de verdad interior se hacen acuciantes, los hombres no asumen fácilmente la tarea de oponerse a las políticas de su gobierno, sobre todo en tiempos de guerra. Y tampoco es sin grandes dificultades que el espíritu humano vence a la apatía del pensamiento conformista, dentro de su propio pecho y del mundo que lo rodea. Es más, cuando algunas cuestiones nos desconciertan, como ocurre con frecuencia en el caso de este terrible conflicto, estamos siempre al borde de quedar paralizados por la duda. Pero debemos avanzar. Algunos de nosotros, que ya hemos comenzado a romper el silencio de la noche, hemos descubierto que el llamado a hablar suele ser una vocación de agonía. Pero debemos hablar. Debemos hablar con toda la humildad que corresponde a nuestra limitada visión, pero debemos hablar. Y también debemos alegrarnos, porque en toda nuestra historia nunca ha habido un disenso tan monumental del pueblo americano durante una guerra.

Las encuestas revelan que casi 15 millones de americanos se oponen explícitamente a la guerra en Vietnam. Y hay millones adicionales que no se atreven a apoyarla. E incluso aquellos millones que sí apoyan la guerra, están desanimados, confundidos y llenos de dudas. Esto revela que millones han elegido ir mas allá del cómodo patriotismo, hacia el terreno del disenso firme, basados en los mandatos de su conciencia y en la lectura de la historia. Por supuesto, una de las dificultades de hacerse oír en estos días es que algunos están buscando equiparar el disenso con la deslealtad. Son días oscuros para nuestra nación cuando las autoridades intentan usar todos sus medios para silenciar el disenso. Pero algo esta ocurriendo, y no podrán callar a la gente. Pero la verdad debe ser dicha, y yo digo que quienes buscan hacer creer que cualquiera que se oponga a la guerra de Vietnam es un tonto o un traidor o un enemigo de nuestros soldados está tomando posición contra lo mejor de nuestras tradiciones.

Sí, debemos tomar posición y alzar nuestra voz. En los últimos dos años he tratado de romper la traición de mis propios silencios y hablar desde mi corazón en llamas, al exigir que se detuviera radicalmente la destrucción de Vietnam. Muchos me cuestionaron el haber tomado este camino. La pregunta que domina el centro de sus preocupaciones es: "¿Por qué está hablando sobre la guerra Dr. King? ¿Por qué se une a las voces que disienten?" Según ellos, la paz y los derechos civiles no deben mezclarse. Pero esta mañana yo les hablo sobre este asunto, porque estoy a resuelto a tomar en serio el Evangelio. Y vengo a mi púlpito hoy a realizar un apasionado alegato a mi amada nación

Este sermón no esta dirigido a Hanoi o al Frente Nacional de Liberación. No esta dirigido a China ni a Rusia. Ni tampoco es un intento de pasar por alto la ambigüedad de toda la situación y la necesidad de una solución colectiva para la tragedia de Vietnam. Ni tampoco es un intento de transformar a Vietnam del Norte y al Frente Nacional de Liberación en modelos de virtud, ni tampoco de pasar por alto el papel que deben jugar en una resolución exitosa del problema. Sin embargo, esta mañana no deseo hablar con Hanoi ni con el Frente Nacional de Liberación, sino mas bien a mis compatriotas, quienes tienen la mayor responsabilidad, y que han entrado en un conflicto que ha costado caro a ambos continentes.

Ahora bien, como soy un predicador por vocación, supongo que no sorprenderá que tenga siete razones de peso para poner a Vietnam en el campo de mi visión moral. Hay una conexión muy obvia y casi simplista entre la guerra de Vietnam y la lucha que yo y otros venimos librando en América. Hace unos pocos años hubo un momento de luz en esa lucha. Parecía que había una promesa real de esperanza para los pobres, tanto blancos como negros, gracias al Programa contra la Pobreza. Hubo experiencias, esperanzas, y nuevos comienzos. Pero luego llego el incremento de tropas en Vietnam. Y vi el programa romperse como si fuera un inútil juguete político de una sociedad enloquecida por la guerra. Y entonces supe que América nunca invertiría los fondos necesarios para la rehabilitación de sus pobres mientras aventuras como la de Vietnam siguieran absorbiendo hombres y capacidades y dinero, como un tubo de succión demoníaco y destructivo. Y puede que ustedes no lo sepan, amigos mios, pero se estima que gastamos 50000 dolares por cada soldado enemigo que matamos, mientras que se gastan solo 53 dolares en cada persona clasificada como pobre, y la mayor parte de esos 53 dolares van a salarios de personas que no son pobres. Por eso me he visto cada vez mas obligado a considerar a la guerra como un enemigo de los pobres, y a atacarla como tal.

Quizás el reconocimiento mas trágico de la realidad tuvo lugar cuando se me hizo evidente que la guerra estaba haciendo mucho mas que aniquilar las esperanzas de los pobres en nuestro país Estaba enviando a sus hermanos, sus hijos y sus esposos a luchas y morir en una proporción extraordinariamente grande en relación al resto de la población. Estábamos tomado a las jóvenes negros, ya arruinados por la sociedad, y enviándolos a 8000 millas de aquí, para garantizar en Asia del Este las libertades que no habían encontrado en Georgia o en East Harlem. Nos hemos enfrentado entonces repetidamente a la ironía cruel de ver en nuestras pantallas de TV a jóvenes negros y blancos matando y muriendo juntos por una nación que no sido capaz de sentarlos juntos en la misma aula. Los vemos en una solidaridad brutal, quemando juntos las chozas de una aldea pobre. Pero nos damos cuenta de que no podrían vivir en la misma calle, en Chicago o en Atlanta. Por eso, no puedo callarme frente a semejante manipulación cruel de los pobres

Mi tercera razón me lleva a un nivel aun mas profundo de mi conciencia, pues se origina en mi experiencia en los guetos del norte en los últimos tres años, y especialmente los tres últimos veranos. Mientras caminaba entre los jóvenes desesperados, rechazados y furiosos, les decía que los cócteles Molotov y los rifles no resolverían sus problemas. Traté de ofrecerles mi compasión mas profunda, manteniendo a la vez mi convicción de que la manera mas significativa de llegar al cambio social es a través de la acción no violenta; pero ellos me escriben y me preguntan "¿Y qué pasa con Vietnam?" Me preguntan si nuestra nación no está usando dosis masivas de violencia para resolver sus problemas y lograr los cambios que desea. Sus preguntas me causaron una gran impresión, y me di cuenta de que nunca más podría alzar mi voz contra la violencia de los oprimidos en los guetos si no le hablaba primero claramente al principal proveedor de violencia en el mundo actual: mi propio gobierno. Por esos jóvenes, por este gobierno, y por los cientos de miles que tiemblan ante nuestra violencia, no puedo callarme. Ha habido muchos aplausos en los últimos años. Han aplaudido a nuestro movimiento, y me han aplaudido a mi. América y la mayoría de sus periódicos me aplaudieron en Montgomery. Me paré ante miles de negros que estaban al borde de generar disturbios por una bomba puesta en mi casa, y les dije: no podemos hacerlo así. Y nos aplaudieron cuando decidimos hacer sentadas no violentas ante las cafeterías [1]. Nos aplaudieron cuando durante los Viajes de la Libertad [2], recibimos golpes sin responderlos. Nos elogiaron en Albany y Birmingham y Selma, Alabama. Y la prensa fue tan noble en su aplauso y tan noble en su elogio cuando decíamos “No sean violentos con Bull Connor, y cuando decíamos “No sean violentos con Jim Clark" [3]. Pero hay una inconsistencia extraña cuando una nación y su prensa te elogian cuando dices "No sea violentos con Jim Clark", pero te insultan y te maldicen cuando dices: "No sean violentos con los pequeños niños vietnamitas." ¡Algo esta mal con esa prensa!

Como si el peso de este compromiso con la vida y la salud de América no fuera suficiente, en 1964 se me impuso la carga de otra responsabilidad. Y no puedo olvidar que el Premio Nobel de la Paz no es algo que simplemente ocurrió, sino que fue un encargo--el encargo de trabajar más duro que nunca en mi vida por la hermandad de los hombres. Y esto es una vocación que me lleva mas allá de mis lealtades nacionales. Pero incluso si eso no estuviese presente, todavía tendría que darle sentido a mi compromiso con el ministerio de Jesucristo. Para mi, la relación entre este ministerio y la búsqueda de la paz es tan obvia que a veces me sorprendo al escuchar a los que me preguntan por qué hablo en contra de la guerra. ¿Puede ser que no sepan que las Buenas Nuevas están destinadas a todos los hombres, comunistas y capitalistas, sus hijos y los nuestros, blancos y negros, revolucionarios y conservadores? ¿Han olvidado que mi ministerio implica obediencia a Aquel que amo a Sus enemigos tan completamente que murió por ellos? Entonces, ¿qué puedo decirle a los vietcong, o a Mao, o a Castro, siendo un fiel ministro de Jesucristo? ¿Puedo amenazarlos con la muerte, o debo mas bien compartir mi vida con ellos? Finalmente, debo ser fiel a mi convicción de que comparto con todos los hombres el llamado a ser el hijo del Dios viviente. Esta vocación de ser hermanos, e hijos de Dios, esta más allá de la pertenencia a una nación o credo. Y porque creo que nuestro Padre está profundamente preocupado por sus hijos que sufren y están desprotegidos, vengo hoy a hablar por ellos. Y cuando reflexiono sobre esta locura de Vietnam, y busco dentro de mi formas de comprender y responder con compasión, pienso constantemente en la gente de esa península. No estoy hablando de los soldados de ambos bandos, ni del gobierno militar de Saigon, sino simplemente de la gente que hace ya más de tres décadas sufre esta guerra. También pienso en ellos porque me resulta claro que no habrá una verdadera solución a este conflicto hasta que haya algún intento de conocer a esta gente y escuchar sus llantos

Pero déjenme contarles la verdad acerca de esto. Ellos deben ver a los Americanos como libertadores bastante extraños. Se han dado ustedes cuenta de que el pueblo vietnamita proclamo su independencia en 1945, después de una ocupación conjunta de franceses y japoneses. Y esto ocurrió antes de la revolución comunista en China. Su líder era Ho Chi Minh. Y esto es un hecho que no es muy conocido: esta gente se declaró independiente en 1945 y, cuando declararon su independencia de la ocupación extranjera citaron nuestra Declaración de Independencia, y sin embargo nuestro gobierno se rehusó a reconocerlos. El presidente Truman dijo que no estaban listos para ser independientes. O sea que en ese momento fuimos víctimas, como nación, de la misma mortal arrogancia que hace años esta envenenando la situación internacional. Entonces Francia se decidió a reconquistar su antigua colonia. Y lucharon ocho largos, duros y difíciles años tratando de reconquistar Vietnam. ¿Y saben quién ayudó a Francia? Los Estados Unidos de América. Y llegó un punto en el que estábamos pagando el ochenta por ciento de los costos de la guerra. E incluso cuando Francia comenzó a perder su confianza en esta temeraria acción, nosotros no lo hicimos. Y en 1954 se llevó a cabo una conferencia en Ginebra, y se llegó a un acuerdo, porque los franceses habían sido derrotados en dien Bien Phu. Pero incluso después de eso, de los acuerdos de Ginebra, nosotros no nos detuvimos. Y debemos enfrentar el triste hecho de que nuestro gobierno buscó, realmente, sabotear el acuerdo de Ginebra. Después de que los franceses fueron derrotados, pareció que el acuerdo de Ginebra permitiría la independencia y la reforma agraria. Pero llegaron los Estados Unidos, y comenzaron a apoyar a un hombre llamado Diem, que resultó ser uno de los dictadores mas despiadados de la historia del mundo. Decidió silenciar a toda la oposición. Quienes alzaban sus voces contra las brutales políticas de Diem eran brutalmente asesinados. Y los campesinos miraban horrorizados cómo Diem aniquilaba toda oposición. Los campesinos veían también que todo esto era supervisado por la influencia de los Estados Unidos y por las cada vez más numerosas tropas estadounidenses que habían llegado para ayudar a eliminar la insurgencia que los métodos de Diem habían generado. Deben haberse sentido felices cuando Diem fue derrocado, pero la larga linea de dictadores militares no parecía ofrecer ningún cambio real, especialmente en términos de sus necesidades de tierras y paz. ¿Y a quien estamos apoyando hoy en Vietnam? A un hombre llamado general Ky [Vice Mariscal aéreo Nguyen Cao Ky], que lucho con los franceses contra su propio pueblo, y que en una ocasión dijo que su mayor héroe era Hitler. Este es el tipo a quien hoy estamos apoyando en Vietnam. En general nuestro gobierno y la prensa no nos hablan de estas cosas, pero Dios me dijo que se los contara esta mañana. La verdad debe ser dicha.

El único cambio que vieron de parte de los Americanos fue el aumento del compromiso de nuestras tropas con gobiernos singularmente corruptos, ineptos, y sin apoyo popular, y mientras tanto la gente leía nuestros panfletos con las habituales promesas de paz, democracia y reforma agraria. Ahora sufren bajo nuestras bombas y nos consideran a nosotros como sus verdaderos enemigos, y no a sus compatriotas. Caminan tristes y apáticos cuando son sacados de la tierra de sus padres y conducidos a campos de concentración, donde las necesidades sociales mínimas están casi siempre insatisfechas. Pero saben que deben irse o serán destruidos por nuestras bombas. Y entonces se van, sobre todo las mujeres, los ancianos y los niños. Y ven como envenenamos su agua mientras destruimos millones de hectáreas de sus cosechas. Deben llorar cuando las topadoras rugen en sus campos, preparándose a destruir sus valiosos arboles. Vagan entonces hasta las ciudades, donde ven miles y miles de niños sin hogar, sin ropas, corriendo por las calles en grupos, como animales. Ven cómo los niños son maltratados por nuestros soldados, cuando ruegan por un poco de comida. Ven a los niños venderles sus hermanas a nuestros soldados, y prostituyéndose por sus madres. Hemos destruido sus dos instituciones mas preciadas: la familia y la aldea. Hemos destruido su tierra y sus cosechas. Hemos cooperado en la eliminación de la única fuerza política revolucionaria no comunista, la Iglesia Budista Unida. Este es el papel que nuestra nación ha asumido, el papel de quienes impiden las revoluciones pacíficas al negarse a renunciar a los privilegios y placeres que resultan de las inmensas ganancias de las inversiones en el extranjero. Estoy convencido de que si queremos estar del lado correcto de la revolución mundial debemos, como nación, experimentar una revolución radical en nuestros valores. Tenemos que comenzar a transformarnos, de una sociedad orientada a las cosas a una sociedad orientada hacia las personas. Mientras consideremos a las maquinas y las computadoras, a las ganancias y los derechos de propiedad, mas importantes que la gente, sera imposible la conquista del triplete gigante de racismo, militarismo y explotación económica

Una verdadera revolución de valores haría que pronto empezáramos a cuestionarnos la justicia y equidad de muchas de nuestras políticas actuales. Por un lado, estamos llamados a hacer de Buenos Samaritanos en los bordes del camino de la vida, pero eso sera solo el principio. Un día llegaremos a ver que todo el camino de Jericó debe cambiarse, para que hombres y mujeres no sean constantemente golpeados y asaltados a lo largo de su viaje por las carreteras de la vida. La verdadera compasión es más que tirarle una moneda un mendigo. Una verdadera revolución de valores pronto verá con incomodidad y justa indignación el evidente contraste entre riqueza y pobreza. Mirará más allá del mar y verá a los capitalistas occidentales invirtiendo enormes sumas de dinero en Asia, África y América del Sur, sólo para extraer ganancias, sin preocuparse por mejorar las condiciones sociales de los países, y dirá: "Esto no es justo". Verá nuestra alianza con los terratenientes de América Latina, y dirá: "Esto no es justo". Verá que la arrogancia occidental de sentir que puede enseñarle todo a los demás y no aprender nada de ellos no es justa. Verá el orden mundial y dirá de la guerra: "Esta forma de resolver las diferencias no es justa". Este asunto de quemar seres humanos con napalm, de llenar de viudas y huérfanos los hogares de nuestra nación, de inyectar el veneno del odio en las venas de la gente, de devolver a casa, desde los sangrientos campos de batalla, hombres mutilados y alterados sicológicamente, no puede reconciliarse con la sabiduría, la justicia y el amor. Una nación que año a año continua gastando más dinero en el presupuesto militar que en programas sociales, se acerca a la muerte espiritual.

Ay amigos, si hay algo que debemos ver hoy, es que estos son tiempos revolucionarios. En todo el planeta hay pueblos que se levantan contra los viejos sistemas de explotación y opresión, y de las heridas del debilitado mundo nacen nuevos sistemas de justicia e igualdad. Los descamisados y los descalzos se están levantando como nunca antes. Quienes estaban en la oscuridad han visto una gran luz. E inconscientemente dicen, como dice una de nuestras canciones de libertad: "¡No dejare que nadie me engañe!" Es triste ver que, debido al confort, a la complacencia, al morboso miedo al comunismo, y a nuestra tendencia a adaptarnos a la injusticia, las naciones occidentales, que en gran medida generaron el espíritu revolucionario del mundo moderno, ahora se hayan se hayan transformado en archi-antirevolucionarias. Esto ha llevado a muchos a creer que sólo el Marxismo tiene un espíritu revolucionario. Por eso, el comunismo representa nuestra falla en crear una verdadera democracia, y en continuar las revoluciones que iniciamos. Ahora, nuestra única esperanza radica en nuestra habilidad de recapturar el espíritu revolucionario, y salir al mundo, a veces hostil, declarando nuestra eterna hostilidad a la pobreza, al racismo, y al militarismo. Con este compromiso desafiaremos valientemente al status quo, desafiaremos las injustas costumbres, y gracias a esto adelantaremos el día en que "todo valle sea alzado, y todo monte y collado se baje; y lo torcido se enderece; y lo áspero se allane. Y la gloria del Señor se manifestará; y toda carne juntamente la verá"

Al final, una genuina revolución de valores significa que nuestras lealtades deben volverse ecuménicas, mas que parciales. Cada nación debe desarrollar una lealtad superadora hacia la humanidad como un todo, para poder preservar lo mejor de cada sociedad. Esta demanda de fraternidad universal, que eleve nuestros interese mas allá de la propia tribu, raza, clase o nación, es en realidad una demanda a todos los hombres de un amor incondicional, que lo abarque todo. Este concepto, que frecuentemente es malentendido y malinterpretado, y que tan rápidamente rechazan los Nietzches del mundo por considerarlo una fuerza cobarde y débil, se ha transformado ahora en una necesidad absoluta para la supervivencia de la raza humana. Y cuando hablo de amor no estoy hablando de algo débil y sentimental, sino que estoy hablando de esa fuerza que todas las religiones del mundo han considerado el principio de vida supremo y unificador. El amor es la llave que abre la puerta a la realidad última y definitiva. Esta creencia en una realidad última, común a hindúes, musulmanes, cristianos, judíos y budistas, está bellamente resumida en la primera epístola de Juan: "amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama es nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor se ha perfeccionado en nosotros."

Para terminar, dejenme decirles que me opongo a la guerra de Vietnam porque amo a América. Alzo mi voz contra esta guerra, no enojado, sino con ansiedad y pena en mi corazón y, sobre todo, con un deseo apasionado de ver a nuestra nación erigirse en modelo de moral en el mundo. Alzo mi voz contra esta guerra porque estoy decepcionado de América. Pero no puede haber una gran decepción donde no hay también un gran amor. Estoy decepcionado por nuestro fracaso en abordar en forma directa y positiva el triple mal del racismo, la explotación económica y el militarismo. Estamos actualmente en un callejón sin salida que puede llevarnos al desastre nacional. América se ha extraviado en el terreno del racismo y del militarismo. El hogar que demasiados Americanos debieron abandonar estaba sólidamente estructurado, en términos de ideales; sus pilares estaban sólidamente afirmados en los conceptos de nuestra herencia judeo-cristiana. Todos los hombres han sido hechos a imagen y semejanza de Dios. Todos los hombres son hermanos. Todos los hombres son iguales. Todos los hombres son herederos de un legado de dignidad y valor. Todos los hombres tienen derechos que no son otorgados por un estado, ni se derivan de el, sino que son conferidos por Dios. De una misma sangre, Dios hizo a todos los hombres para que vivan juntos en la Tierra. ¡Qué cimientos maravillosos para una casa! ¡Qué lugar mas glorioso y saludable para vivir! Pero América se ha extraviado, y su paseo no le ha causado más que confusión y desconcierto. Ha dejado los corazones doloridos por la culpa y las mentes distorsionadas por la irrealidad.

Es tiempo de que todos aquellos que tienen conciencia le pidan a America que vuelva a casa. Vuelve a casa América. Omar Khayyam tiene razón: "El dedo escribe, y habiendo escrito, sigue su movimiento" Convoco hoy a Washington. Convoco a todos los hombres y mujeres de buena voluntad en América. Convoco a los jóvenes americanos, que deben decidirse hoy a tomar posición sobre este asunto. Mañana puede ser demasiado tarde. El libro puede cerrarse. Y no dejen que nadie los convenza de que Dios eligió a América como una fuerza divina y mesiánica para que sea una especie de policía del mundo entero. Dios tiene su forma de enfrentar a las naciones y juzgarlas, y me parece oír a Dios diciéndole a América: "¡Eres demasiado arrogante! Y si no cambias tu forma de ser, yo me alzaré y quebraré la columna vertebral de tu poder, y la pondré en las manos de una nación que ni siquiera sabe mi nombre. Estate quieta y conoce que yo soy Dios."

Pero no es fácil tomar posición por la verdad y por la justicia. A veces implica frustrarse. A veces decir la verdad y tomar posición implica caminar por las calles con un peso en el corazón A veces implica perder el trabajo y ser objeto de la burla y el escarnio. Y puede implicar que un niño de siete u ocho anos le pregunte a su papa "¿Por qué tienes que ir a la cárcel tanto tiempo?" Y hace mucho ya que he aprendido que ser un seguidor de Jesucristo implica cargar la cruz. Y mi Biblia me dice que el Viernes Santo viene antes de la Pascua. Antes de llevar la corona, debemos cargar la cruz. Carguémosla, por la justicia, carguémosla por la verdad, carguémosla por la justicia, y por la paz. Salgamos esta mañana con esa determinación. Yo no he perdido mi fe. Y no desespero, porque sé que existe un orden moral. No he perdido la fe, porque el arco del universo moral es largo, pero se curva hacia la justicia. Todavía podemos cantar "Venceremos!" porque Carlyle tenia razón "ninguna mentira dura por siempre". Venceremos porque William Cullen Bryant tenia razón: "La verdad, derribada por tierra, se levantará otra vez." Venceremos, porque James Russell Lowell tenia razón: "La verdad está siempre en el cadalso, y la mentira siempre en el trono". Sin embargo, en ese cadalso se balancea el futuro. Venceremos porque la biblia tiene razón "Cosecharas tu siembra". Con esta fe seremos capaces de sacar una piedra de esperanza de la montaña de la desesperanza. Con esta fe podremos transformar las ruidosas disonancias de nuestro mundo en una hermosa sinfonía de fraternidad. Con esta fe podremos adelantar el día en el que la justicia fluirá como agua, y la probidad como un potente torrente. Con esta fe podremos adelantar el día en que el león y el cordero yacerán juntos, y cada hombre se sentará bajo su propia vid y bajo su propia higuera, y nadie tendrá miedo porque las palabras de Dios lo han predicho. Con esta fe podremos adelantar el día en que en todo el mundo podamos tomarnos de la mano y cantar las palabras del negro spiritual "¡Libres al fin! ¡Libres al fin! !Gracias Dios todopoderoso, al fin somos libres!" Con esta fe cantaremos, de la misma manera en que nos preparamos para cantar ahora. Los hombres transformarán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces. Y no se alzarán nación contra nación, ni estudiarán mas la guerra. Y yo no se ustedes, pero yo nunca mas estudiaré la guerra.

Notas

[1] Se refiere a las protestas contra la segregación en las cafeterías, en las cuales los negros sólo podían comer en la barra.

[2] Los Viajes de la Libertad consistían en ómnibus con negros y blancos que recorrían los estados del Sur, en protesta por las políticas de segregación en el transporte público.

[3] En 1965 se realizó una serie de marchas desde la ciudad de Selma hasta la de Montgomery, ambas en Alabama, para pedir por los derechos de los votantes negros. La policía y los gobernadores trataron de suspenderlas y hubo una violenta represión. Jim Clark era el sheriff de Selma, y Bull Connor un político y policía de la misma ciudad

Link al texto: www.informationclearinghouse.info/article16183.htm

Link a un video del sermón: http://www.youtube.com/watch?v=b80Bsw0UG-U



RUMBO AL ESTADO COMUNAL

miércoles, 12 de enero de 2011

12 DE ENERO: DIA DE LA SOLIDARIDAD CON HAITI


ALBA de los Movimientos Sociales

A un año del terremoto
Haití no anda solo

Despierta, pueblo mío, y únete, (...)
Despierta, despierta, despierta
Canto surafricano

Las heridas en la tierra haitiana dejaron profundas cicatrices hace exactamente un año. Todavía nos estremecemos por las 250 mil vidas apagadas, por el llanto y la incertidumbre de los sobrevivientes. Haití nos duele porque es carne de nuestra carne.

La furia de la naturaleza puso miles de ojos sobre el pequeño país del Caribe, olvidado en su tragedia cotidiana. Los grandes medios contaron la catástrofe a su modo. Puerto Príncipe devastado, alrededor de 300 mil personas lesionas; Puerto Príncipe revuelto, 1 500 mil haitianos y haitianas sin techo; Puerto Príncipe “incontrolable”.
La presencia militar ya estaba ahí, pero hicieron creer que eran necesarios más soldados y armas para contener las fuerzas de la Madre Tierra y distribuir el poco pan de cada día.

¿La desgracia de un pueblo entero serviría como anillo al dedo a los históricos planes de dominación imperial? Por supuesto. Lamentablemente a eso nos tienen acostumbrados los más poderosos, insensibles e incapaces de responder ante las emergencias de los más pobres.

¿Quién le preguntó al pueblo haitiano si querían tropas uniformadas o alimentos, organización social o represión, una ley de emergencia sin participación popular o soberanía nacional; semillas transgénicas o estrategias sustentables que les permitan romper las dependencias propias del asistencialismo?

¿Quién indemniza al pueblo haitiano por los estragos de una epidemia del cólera importada? ¿Quién les tiende su mano, sin imponer condiciones, sin esperar nada a cambio? Más bien, América Latina, el mundo, están en deuda con Haití. La tarea no es sencilla. Hay que reconstruir la esperanza de quienes perdieron hasta los sueños.

La promesa de otro país ha de salir del esfuerzo y la voluntad de su gente, que no anda sola. A su lado, están sus vecinos caribeños y latinoamericanos, los gobiernos y pueblos del ALBA, que han dado muestras de la cooperación solidaria en cuestiones claves como la salud, la alimentación, la agricultura, entre otras.

No se trata de invertir en Haití, sino de acompañarles en este momento crucial para el resurgir de esa nación, aquejada por los efectos del cambio climático, la militarización, la violencia, la exclusión política y social, la desnacionalización y una añeja crisis económica que le ubica como el país más pobre del continente.
Los movimientos sociales de toda América, articulados en el proceso de construcción del ALBA, alzamos como una bandera para nuestro despertar colectivo “la lucha contra la militarización, las bases militares, la criminalización de la protesta social y las agresiones del imperio; la batalla contra las trasnacionales, las privatizaciones y la desnacionalización; la crisis climática y los derechos de la Madre Tierra, de los pueblos originarios y por el bien vivir; así como la solidaridad internacional.”

Pareciera que se habla de Haití y sus urgencias en cada uno de estos ejes, por eso no ha dejado de ser una prioridad en nuestra lucha solidaria y lo seguirá siendo mientras el pueblo haitiano lo necesite.

Empezamos el 2010 conmovidos por los intensos terremotos, pero no nos paralizamos a contemplar el desastre. Llegamos al 2011 con la certeza de que en enero pasado, la tierra no se tragó la injusticia, la angustia, las falsas ayudas, las verdades a medias, los silencios mediáticos que ocultan obviedades, el último adiós a las armas...Pero lo que tampoco pudieron los temblores de tierra, fue llevarse la esperanza, la vida, las ganas de hacer realidad la Patria grande..A ellas les apostamos, por ellas seguiremos esta lucha común. ¡Juntos y juntas lo lograremos!

¡Que Viva Haití¡

Articulación Continental de los Movimientos Sociales hacia el ALBA


Más de la cobertura en solidaridad con el pueblo de Haití: http://www.medioscomunitarios.org/haiti



Contacto: alba@movimientos.org alba@movimientos.org>
Secretaría Operativa a/c MST, Alameda Barâo de Limeira, 1232 –
Campos Eliseos - Sâo Paulo/SP – Brasil
http://movimientos.org/albasi/ <http://movimientos.org/noalca/albasi/>



RUMBO AL ESTADO COMUNAL



jueves, 6 de enero de 2011

RESISTIR Y TRANSFORMAR: LAS LUCHAS POR LA LIBERACION


TRANSFORMAR LA RESISTENCIA:
EL CAMINO BOLIVARIANO DE LOS PUEBLOS


Autor Revista Insurrección 249

lunes, 03 de enero de 2011


La ofensiva imperialista y del Gran capital no ha parado. Toma diversas formas, se manifiesta con diferente intensidad manteniendo los mismos objetivos en su propósito genético de asaltar el mundo.

Este 2011 será mera continuidad del proceso permanente de recomposición del capital, de las luchas interburguesas, de la rapiña por los mercados y las zonas estratégicas donde están los recursos naturales. Es la lógica metabólica irreversible del capital.

Nada ha cambiado en el mundo globalizado, donde los capitales y las fábricas, los bombarderos estratégicos y las flotas imperiales, el pensamiento único y la manipulación circulan por el mundo con la libertad que impone la fuerza y la mentira.
En la Física como en el mundo real toda acción produce una reacción. Puede que no del mismo tamaño o poder, pero ninguna acción queda impune. Toda acción imperial contra los pueblos, toda accion depredadora del Capital es resistida y tiene respuesta de los pueblos en mayor o menor grado.

La resistencia es fuente de legitimidad para la lucha de los pueblos.

En este cruce de año, no podemos dejar olvidada la titánica lucha contra la guerra nuclear del comandante Fidel, posibilidad abierta en Irán y Norcorea, ante la agresión imperialista; el grito solitario de Evo y su pais en la Cumbre climática de Cancun, tan clara en su denuncia de la condición criminal del capitalismo y su sentido destructor de nuestra Pacha Mama y con ella de la especie humana; el canto a la vida solidaria en la heróica actitud de los navegantes que rompieron el bloqueo sionista a la franja palestina de Gaza, a costa de su vida.

La resistencia toma diversos matices y caracteres, a veces conjuga a un pueblo y una nación entera, otra es un pueblo el que asume por encima de su gobierno la responsabilidad de su camino. La Resistencia en esta etapa de ofensiva imperial se va transformando en contraofensiva en los más diversos matices en el mundo de los oprimidos y los luchadores. Desde la lucha por la multipolaridad hasta la lucha por la descolonización; desde la batalla de ideas por el socialismo en Nuestamérica hasta la lucha contra el hambre y las enfermedades producto de la miseria; desde las luchas por el comercio justo hasta las propuestas por la justicia climática; desde la lucha contra la discriminación étnica de los gitanos en la culta Europa hasta la lucha contra la Ley Arizona que ataca a los migrantes económicos en los EEUU.

Las Resistencias se expresan en movilizaciones sociales y en lucha armada como respuesta a una agresión mucho mayor de las potencias o de las oligarquías.

Desde la lucha por la Liberación Nacional de los pùeblos en armas de Afganistan e Irak y la patria kurda hasta la lucha por la independencia de los patriotas de Puerto Rico, Guadalupe y Martinica en el Caribe.

Desde la lucha de los Mapuches en su tierra arrancada, hasta la de los Vascos por su independencia y su derecho a una Patria.

Desde la lucha contra el bloqueo criminal sionista a Gaza hasta la poderosa resistencia armada de Hezbula en El Libano.

Desde la resistencia de los detenidos desaparecidos de la cárcel inmunda de Guantánamo y la red de cárceles clandestinas de la CIA gringa alrededor del globo, hasta la de los heróicos prisioneros políticos cubanos, boricuas y colombianos en las cárceles yanquis.

Desde la lucha de los trabajadores griegos y franceses, hasta la Minga de los pueblos en Colombia.

Desde la lucha de los pueblos nuestramericanos por su soberanía y autodeterminación, por su integración y buenvivir, hasta el derecho del pueblo y nación iraní y de Corea Democrática a su desarrollo e independencia nacional.

Desde el rechazo mundial al bloqueo a Cuba hasta la lucha del pueblo hondureño por reestablecer la legalidad y realizar la Asamblea Constituyente.

Desde la lucha contra las Bases yanquis en Nuestramerica hasta la confrontación desigual de Palestina contra la entidad sionista de Israel.

La disputa es global. Se desarrolla en todos los campos. Los pueblos responden a las agresiones, a siglos de injusticias. Millones de hombres y mujeres en todo el planeta asumimos con conciencia las luchas por la dignidad, la independencia, la soberania y la autodeterminación. Millones de seres humanos combatimos de las más diversas formas por un mundo mejor, con justicia social y libertad.

Estamos en el Ciclo Bicentenario, celebrando y retomando los caminos que anduvo nuestro pueblo combatiente en los Andes y llanuras nuestraméricanas con la conducción genial de Simón El Libertador, quien transformó la resistencia de siglos en victoria estratégica contra una de las más poderosas metrópolis del siglo XIX.

Ese es el camino bolivariano en esta década que empieza: transformar la resistencia en ofensiva estratégica, en victoria contra el imperialismo, en victoria contra el capital y las oligarquías.


RUMBO AL ESTADO COMUNAL

miércoles, 5 de enero de 2011

MANDAR OBEDECIENDO: EL EJEMPLO DE EVO

La fuerza de los de abajo

Los pies, la cabeza y el corazón de Evo Morales


Isabel Rauber


ALAI AMLATINA, 03/01/2011.-
Alerta roja, es la frase que podría resumir lo acontecido en Bolivia en la última semana. Bienaventurado sea el gasolinazo si se transforma en sacudón político, en punto de inflexión capaz de revertir la creciente tendencia superestrutural gubernamental a decidir desde arriba sin contar con los de abajo, adoptando la vieja cultura política del poder que considera que gobernar es tarea de quienes supuestamente “saben y tienen razón”, que es cosa de iluminados, o de “tener espalda”. Pero la revolución es tarea de pueblos, de mayorías concientes, organizadas, discutiendo y definiendo SU proyecto en la medida que lo van construyendo.

Los pueblos no están solo para aceptar, apoyar, convalidar o materializar (ejecutar) ideas y decisiones, sino ante todo para protagonizarlas. Esto quiere decir: participar del proceso de toma de decisiones y de la realización posterior de las mismas, compartiendo responsabilidades.

Si se hubiese discutido el problema del precio de la gasolina y petróleo, etc., con las organizaciones sociales, si hubiese consensuado una medida y los pasos para su implementación, nada de lo ocurrido hubiese pasado. No sé cual habría sido la propuesta, pero los resultados habrían sido diferentes: nadie sale a protestar contra lo que acordó.

Los protagonistas no pueden –ni quieren enterarse de su historia por los diarios. No es con resoluciones y decretos como se impulsa la revolución democrática y cultural, la clave está en la participación. Se trata de un proceso marcado por la construcción colectiva y requiere llevar los ritmos que esa construcción –y toma de conciencia colectiva demanden. Cuando se pretende acelerarlo pasando por encima de la participación popular, lo que se evidenciaba como un éxito o acierto posible en el mediano plazo se tornan en un inmediato fracaso.

La prueba está a la vista: apostando a la consulta y participación de los de abajo, ciertamente el camino puede ser más largo y los ritmos más lentos, pero a la larga será más efectivo, profundo y radical. Esta sabiduría no salió de las universidades, se forjó en la experiencia de lucha de los pueblos. En sus prácticas, ellos han delineado y construido las nuevas lógicas de la transformación social desde abajo, es decir, de las revoluciones democrático-culturales caracterizadas por apelar al desarrollo de la conciencia, la organización y la participación de los de abajo de modo permanente. Y esto no se logra con cursos o conferencias, es ante todo, una resultante de la participación plena de los de abajo en todo el proceso de cambios: desde el diagnóstico y las definiciones hasta la implementación y el control de las decisiones. Estas no son ya tarea de un grupo de dirigentes sino responsabilidad compartida de todos/as.

El pueblo conciente, participante y protagonista de las decisiones saldría igualmente a las calles, pero –en tal caso para reafirmar las medidas del gobierno que serían sus medidas, y para pedir la profundización revolucionaria del proceso.

Lo ocurrido en Bolivia a consecuencia del gasolinazo no se corresponde con ninguna de estas alternativas, pero tampoco significa un rechazo al gobierno que siguen considerando suyo. Es sí un grito y una manifestación contundente contra una tenue pero creciente forma de gobernar que venía ya mostrándose en algunas decisiones, que pretende desconocer al pueblo como protagonista central del proceso y suplantarlo en la toma de decisiones fundamentales, reencarnando lo peor de la herencia política burgués-colonial.

Un gobernante revolucionario no se define como tal por el currículo, ni por ser “honrado y bueno” en comparación con los gobernantes tradicionales del sistema; aunque estas cualidades se requieren elementalmente, su proyección va más allá de lo personal: se relaciona directamente con su capacidad de poner los espacios de poder en función de la transformación revolucionaria, abriéndole las puertas del gobierno al pueblo, construyendo un nuevo tipo de institucionalidad, de legalidad y legitimidad basada en la participación del pueblo en la toma de decisiones políticas (basamento de la asamblea constituyente).

La tarea titánica de los gobernantes revolucionarios no consiste en sustituir al pueblo, ni en “sacar de sus cabezas” buenas leyes, mucho menos para demostrar que son más inteligentes que todos, que tienen razón y que, por ello, “saben gobernar”. Impulsar revoluciones desde los gobiernos pasa por hacer de estos una herramienta política revolucionaria: desarrollar la conciencia política, abrir la gestión a la participación de los movimientos indígenas, de los movimientos sociales y sindicales, de los sectores populares, construyendo mecanismos colectivos y estableciendo roles y responsabilidades diferenciados, para cogobernar el país.

Las revoluciones desde abajo, es decir, las que se gestan por los pueblos desde la raíz de los problemas, apuestan al cambio que nace de las conciencias de los pueblos y se construye en su accionar protagónico, nada tienen que ver con métodos que pretenden impulsar el proceso con decretos o resoluciones generadas desde arriba por muy bien intencionadas y certeras que estas pudieran resultar.

No se avanza con medidas superestructurales por muy justas y razonables que estas sean. Hay que construir protagonismo popular colectivo y eso solo puede lograrse forjándolo a cada paso y en cada paso. El aprendizaje como la enseñanza comienza en las prácticas cotidianas. Educar en lo nuevo significa desarrollar nuevas prácticas, dar el ejemplo. Esta es la clave pedagógica vital de las revoluciones desde abajo.

Estas solo pueden profundizarse anudadas a la construcción y fortalecimiento del sujeto colectivo de las mismas, el actor sociopolítico capaz de traccionarlas e impulsarlas permanentemente hacia objetivos radicalmente superiores. La tarea fundamental del instrumento político en estos tiempos consiste por ello, precisamente, en desarrollar el trabajo político, cultural e ideológico necesario para que promover el desarrollo de la conciencia política del conjunto de actores sociales y políticos del campo popular, en abrir canales institucionales y no institucionales para la participación conciente, organizada y creciente del conjunto de los actores revolucionarios, así como también crear ámbitos para las reflexiones criticas colectivas del proceso de cambio, de modo de ir fortaleciendo las conciencias, creciendo colectivamente.

En Bolivia el pueblo no salió a las calles a rechazar a su gobierno, sino –junto con la medida a la imposición, a las decisiones inconsultas, al distanciamiento entre gobernantes y movimientos indígenas, campesinos y sociales que venía evidenciándose como tendencia y que cristaliza ahora contundentemente con esta medida del llamado gasolinazo. El pueblo no salió a oponerse a Evo, sino a decirle NO a cualquier intento de gobernar sin su participación, a pedirle rectificación y reconocimiento. Y en un acto de humildad que evidencia tanto su gran sabiduría como sus raíces, Evo rectificó. Y repasando su promesa de Tihuanaku, retiró los decretos y reiteró su decisión de “mandar obedeciendo”, que –en sentido estricto no significa ni mandar ni obedecer, sino gobernar juntos, construir de conjunto las medidas fundamentales, y compartir las responsabilidades de las decisiones y de su implementación.

Y no es que esto sea necesariamente garantía de éxito ni evite cometer errores o equivocarse, pero cuando los pueblos fracasan teniendo conciencia de que ello podría ocurrir, es decir, sabiendo que se podía perder, el fracaso puede representar un triunfo, un crecimiento colectivo, un nuevo aprendizaje y un fortalecimiento que los dinamice e impulse a buscar concretar sus objetivos por otras vías. Algo así como: “Bueno, si por ahí no salió el asunto, ¿por dónde y cómo vamos a lograrlo?” Es decir, la situación se presenta diferente cuando hay participación consciente que cuando no la hay: los pueblos avanzan según toman conciencia del fracaso o celebran el triunfo, y ello depende de su participación en las decisiones; cuando fracasan sin conciencia de lo que estaban haciendo, la frustración es profunda.

Las revoluciones son idénticas a la participación protagónica de sus pueblos; directamente proporcionales a ella. Si, por ejemplo, se aplica esta sencilla ecuación a los procesos populares revolucionarios en curso, a las medidas gubernamentales y sus procedimientos, los resultados saltan a la vista: a menor participación popular, menor contenido y alcance revolucionario, menos revolución. Conclusión: El nudo gordiano estratégico de los procesos revolucionarios no radica en la pertinencia de las resoluciones gubernamentales ni en la sabiduría de los gobernantes y su entorno, sino en la voluntad popular, en su conciencia y organización para participar en las definiciones y soluciones, impulsarlas y sostenerlas.

En el terreno político está claro que saber es poder. En tanto el saber procedente de técnicos y expertos es restringido, reducido a élites y minorías, su poder también es escaso y reducido, acotado a cargos y funciones, a lo que se denomina comúnmente “trabajo profesional”. Por ello, sin negar el valor del trabajo de expertos y asesores, los resultados y las propuestas de sus estudios necesitan siempre ser reevaluadas (cuando no construidas) con el pueblo, con los movimientos indígenas, sindicales y sociales, con el campo popular todo. Solo en un proceso articulado, conjunto, es posible transformar las propuestas de funcionarios, especialistas o técnicos en decisión política revolucionaria de gobierno y pueblo. En procesos político-revolucionarios como el que vive Bolivia hoy, la administración pública –que es la administración de lo público no puede quedar entrampada en los papeles de los funcionarios; es tema y tarea de la militancia socio-política de los pueblos en las calles de las ciudades, en los campos, en las minas…

Los que tienen la responsabilidad de gobernar tienen la prerrogativa de proponer cambios y la obligación de que sus propuestas tengan fundamentos sólidos. Esto no está puesto en discusión. Pero la otra pata del proceso, la fundamental, la que le da sentido y proyección revolucionaria, consiste en lo siguiente: para que el saber producido arriba sea a la vez poder abajo, tiene que construirse con los de abajo y constituirse en saber/poder de pueblo. Esa es la tarea política por excelencia de quienes tienen responsabilidades de gobierno en procesos revolucionarios.

Evidenciar esto y ponerlo sobre el tapete es una de las enseñanzas más importantes y trascendentes de los acontecimientos resultantes del gasolinazo: el pueblo reclamó su protagonismo, habló con su líder en su lenguaje de resistencia y lucha, y Evo respondió como militante. Consciente de que rectificar es de sabios, escuchó y comprendió el mensaje de sus compañeros/as y raudamente derogó las resoluciones y decretos, y volvió a poner el la agenda política gubernamental un tema clave: gobernar para el pueblo implica gobernar con el pueblo. Y con ello Evo alumbraba otra lección: para impulsar una revolución desde abajo, no basta con “tener espaldas”, sino los pies en la tierra, el corazón en el pueblo y la cabeza clara de sus responsabilidades como gobernante revolucionario capaz de concertar a los pueblos a protagonizar su historia.

Queda claro entonces que el tema abierto con el gasolinazo no está limitado a economistas, ni expertos, ni periodistas, pertenece al pueblo. Es el pueblo –en su diversidad de identidades, nacionalidades y culturas quien tiene el poder de cambiar la historia y construirla a su imagen y semejanza.

Por eso, a días de conmemorarse un nuevo aniversario de la constitución del primer gobierno indoamericano en nuestro continente, es posible exclamar, con fuerza y vitalidad:

¡Jallalla los pueblos de Bolivia! ¡Jallalla Evo!
RUMBO AL ESTADO COMUNAL

martes, 4 de enero de 2011

LA MILITARIZACION: EL IMPERIO CONTRA ATACA

¡¡ 708.000 MILLONES DE DOLARES!!


Revista Insurrección 248
lunes, 27 de diciembre de 2010

El gobierno que dirige (supuestamente) el Premio Nobel de Paz Barack Obama acaba de aprobar su presupuesto militar para el año 2011. La mayor cantidad de dinero en toda su historia, dedicada a alimentar al Complejo Militar Industrial y al asalto imperialista al mundo.

Tiene dos capítulos: Para la defensa nacional 549.000 millones, es decir, el pago de salarios a los miembros del ejército imperial, el desarrollo de armas y tecnología de muerte, incluidas las ciberarmas y la nuclear, el mantenimiento y ampliación del dispositivo global de bases de intervención y control, en resumen, millonadas para el Complejo Militar Industrial. El Segundo, 159.000 millones para financiar la guerra de rapiña imperial en Iraq, en el pantano de Afganistán y en "otros oscuros lugares" (Bush dixit) durante este año que empieza.


Robert Gates, el Secretario de Defensa de Bush, Jr. y de Obama, halcón de alto vuelo, expresó que el presupuesto aprobado era muestra de que Estados Unidos sí cumplía sus compromisos globales, nos imaginamos que pensaba en compromisos con el gran capital, las oligarquías internacionales y las transnacionales.

El dinero del pueblo

El economista canadiense Michel Chossudovsky citado por el comandante Fidel Castro, lo expresa así: [...] "el gasto militar en Estados Unidos es el 75% de los ingresos provenientes de los impuestos sobre los hogares, no todo el ingreso del Estado Federal, pero los ingresos de lo que los individuos y las familias pagan cada año [...] más o menos 1,1 billón de dólares, y los gastos militares son del orden de 750 000 millones de dólares [...] más o menos, el 75%. [...] son cifras oficiales, en la realidad el gasto militar es mucho mayor que eso.”

Con el agravante de que [...] "su economía también es tremendamente sesgada a favor de una economía de guerra, con todas las consecuencias del derrumbe de servicios sociales, de atención médica.”

EEUU vive el peor período de desigualdad económica en la historia moderna. Hace 50 años, el 1% más rico de los estadounidenses se quedaba con uno de cada diez dólares del ingreso nacional; hoy se embolsillan uno de cada cuatro dólares producidos.

La economía fallida de los Estados Unidos

Chossudovsky de nuevo "Había mencionado 750 000 millones de dólares en gasto militar, y 1,5 billones de dólares en rescate a los bancos -esas son las operaciones que se implementaron en el año 2008-2009- [...] si se suma el gasto militar a los pagos que se han hecho a los bancos, llegamos a una cifra que es mayor que todos los ingresos del Estado.[...] En un año los ingresos del Estado norteamericano son del orden de 2,3 millones de millones de dólares, y una gran parte de este monto está tomado en financiar la guerra y financiar el fraude [financiero], que es producto de la crisis económica [...] si vemos el programa que se implementó bajo [el gobierno de] Bush [...] era de 750 000 millones de dólares, y después se implementó otro plan parecido al comienzo del mandato de Obama [...] un millón de millones más o menos [...] el total de estas operaciones de rescate por distintos medios está estimado entre 6 y 8 millones de millones de dólares, que serían entre tres o cuatro veces el ingreso anual del Estado federal de Estados Unidos.”

Según la revista Forbes para el año 2015 EEUU producirá solo el 19,22% del Producto interno global. Como contraste China tendrá el 14,69%.

La deuda pública, según un informe oficial de Departamento del Tesoro, para este año se proyecta en 19,6 millones de millones de dólares.

El déficit fiscal está en el orden de los nueve millones de millones de dólares, algo totalmente fuera de control e insalvable. En contraste el Fondo Monetario le exige a los países de mundo que solicitan crédito, que sea cero, ojalá que haya superávit fiscal, inclusive a países como España, Grecia e Irlanda.

Un imperio de acero y fuerza

El presupuesto militar sumado, de todos los demás países del mundo, no alcanza a la mitad del de EEUU.

El segundo país que más gasta en asuntos militares es Inglaterra con 50 mil millones de dólares. Alemania segunda potencia económica global gasta 40 mil millones. Los supuestos rivales estratégicos China y Rusia gastan 35 y 39 mil millones respectivamente. Toda América Latina gasta 34 mil millones, de los cuales, Brasil tiene 15.000, Colombia 5,5 y Chile cinco mil millones.

El pueblo de Estados Unidos sufre las consecuencias

La agencia de televisión CNN en un reporte lo resume. 43 millones de estadounidenses están en la miseria y comen con cupones de comida de ayuda federal. Un estadounidense de cada seis está matriculado en por lo menos un programa de lucha contra la pobreza dirigidos por el gobierno. En la misma Washington el 21.5% de la población depende de estos cupones para sobrevivir.

Uno de cada cinco de los niños en los Estados Unidos viven por debajo del umbral de pobreza en 2010, la tasa más alta en 20 años. Actualmente hay más de 6 millones de estadounidenses que han estado sin trabajo durante 6 meses o más.

Este es un párrafo de un artículo publicado el pasado 12 de diciembre en Rebelión tomado de la pagina American Dreams: " (...) ¿Qué harías si repentinamente eliminaran tu puesto de trabajo y terminaras perdiendo tu casa? Bueno, es exactamente lo que encaran cientos de miles de familias en todo EE.UU. durante esta depresión económica. ¿Qué harías entonces? ¿Te irías a vivir con parientes? ¿Te sumarías a las filas de los que viven en campamentos que aparecen por toda la nación? ¿Vivirías en un furgón estacionado junto al río? La verdad es que cada mes que pasa más estadounidenses se ven llevados al borde de la desesperación total. Para muchos habitantes de Estados Unidos, el Sueño Estadounidense se ha reducido a encontrar algún modo de protegerse de la lluvia cada noche y encontrar a alguien lo suficientemente generoso que les dé algo de comer durante el día. (...) En los tres condados que rodean Disney World, hay aproximadamente 8.000 personas que viven en los bosques. Lo que algunas de ellas tienen que enfrentar a diario es absolutamente horrendo…

Por desgracia los campamentos que han aparecido en toda la nación sólo constituyen un anticipo de lo que vendrá en el futuro. Cuando la economía se derrumbe verdaderamente, más millones de estadounidenses vivirán en condiciones como éstas… "

Con un problema social tan grave, el gobierno del Emperador Barack Hussein Obama, debería redirigir el presupuesto militar de 708.000 millones de dólares (es difícil imaginar esta cifra) hacia su pueblo. Un sistema diseñado para que los ricos sean cada vez más ricos y el conjunto de la población se empobrezca más cada día que pasa. Esta cifra y sus consecuencias desnudan la verdad del modelo imperial de acumulación, de la american way of life. El pueblo estadounidense ¿hasta cuando aguantará? Como diría su poeta nacional Walt Whitman:
!!Que despierte el leñador!!



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